Mobile World Congress 2016, celebrado en Barcelona, fue algo paradójico. En una feria mundial del móvil el protagonista no fue el previsto. Distintos dispositivos de realidad virtual -con Samsung Gear VR a la cabeza- se colaron en la fiesta del smartphone. Parecido a cuando Jimmy Jump irrumpió en el Festival de Eurovision de 2010 celebrado en Oslo.
La realidad virtual en su versión móvil utilizó como catapulta el MWC (Mobile World Congress). La utilizó para decir que ahora sí, para dar un puñetazo en la opinión pública. Ya no somos un grupito de freaks adorando una quimera. La realidad virtual está en las televisiones mundiales, en los periódicos, en Internet. Está por todas partes. Y todos nos estamos dando cuenta.
Mobile World Congress, Mark Zuckerberg: «La realidad virtual cambiará la forma en la que trabajamos y nos comunicamos»
Más de 100.000 asistentes. El nuevo Samsung Galaxy S7 y S7 Edge, compatibles con la cámara de grabación 360 grados Gear 360 y las gafas de realidad virtual Gear VR. Redes 5G, que aumentarán el número de dispositivos conectados entre 10 y 100 veces, y la duración de las baterías hasta 10.
El 5G se basa en la red, la nube y la infraestructura. Emprendedores en el salón 4YFN con más de 12500 asistentes y 500 startups, 50% más que la edición pasada. La eSIM, o lo que es lo mismo, el fin de la tarjeta SIM física, orientada al Internet of the things.
Cada día, se visualizan más de 100 millones de horas de vídeo únicamente en Facebook. El gigante de las redes, que compró Oculus VR hace ya algo más de año y medio, prevé un interesante futuro en el que la realidad virtual será la próxima plataforma.
Además, en palabras del Doctor Andrew Feenberg, la tecnología es la expresión cristalizada de los valores de una sociedad. Cambiará por completo el modo en que nos comunicaremos unos con otros y, por ende, las relaciones serán otra cosa distinta.